Productor: Siegfried Bachtold, Real De Catorce.
Ingenieros: Marco Polo Garibay, Carlos Nunez, René Barquet.
Grabación: 1988.
Estudios: E.M.S.A., Ciudad de México.
Mezcla: Marco Polo Garibay, Carlos Nunez, René Barquet, Real De Catorce.
Discográfica L.P: Discos La Mina.
Nº de catalogo: LM 1002.
Discográfica C.D: Discos Pueblo.
Nº de catalogo: CDDP-1110.
Formatos: Vinyl Long Play, C.D, Cassette.
Diseño, fotografía: David Maawad.
Dirección musical: Carlos Nunez.
Pistas:
Lado A.
01 Pájaro Loco.
(J. C. Camargo/Real De Catorce) 2:18
02 El Ángel.
(J. C. Camargo/J. C. Camargo, J. Iglesias) 4:17
03 Un Par De Ojos.
(J. C. Camargo) 3:30
04 Un Mediodía Triste.
(J. C. Camargo/J. C. Camargo, F. Ábrego) 4:48
Lado B.
05 Suena El Viento.
(J. C. Camargo/J. C. Camargo, J. Iglesias) 3:44
06 La Medicina.
(J. C. Camargo) 4:27
07 Con El Alma Borracha.
(J. C. Camargo) 4:41
08 Al Rojo De La Tarde.
(J. C. Camargo) 4:09
Duración total: 31:57 minutos aprox.
Contraportada.
Interior.
Etiquetas lados 1 y 2.
Edición en Disco Compacto:
C.D México - Discos Pueblo - CDDP-1110.
Contraportada.
Booklet.
Booklet.
Real de Catorce:
José Cruz Camargo: Voz, armónica, guitarra.
José Iglesias: Guitarra, flauta.
Severo Viñas: Bajo eléctrico, percusiones.
Fernando Ábrego: Batería, otras percusiones.
Otros músicos:
Carlos Nunez C.: Teclados; guitarra (pistas 6 y 8).
Renato Menconi: Saxofón (pistas 4 y 6)
Baby Bátiz, Claudia Pizá, Marco Polo Garibay: Coros (Pistas 3 y 8).
Letras:
Pájaro Loco.
(J. C. Camargo/Real De Catorce)
Puedo estar, sin trabajo en la ciudad
Puedo estar, sin trabajo en la ciudad
Pero nunca me verás, un minuto sin tocar.
Puedo andar, sin una pizca de luz
Puedo andar, sin una pizca de luz
Sin una luz andaré, pero nunca sin un blues.
Deja que la tarde, se derrita en hilos
Y la luz helada, de un poste te siga.
Caminar llorando, luego de un arresto
Y la soledad como un perro atrás…
Puedo estar, sin trabajo en la ciudad
Puedo estar, sin trabajo en la ciudad
Pero nunca me verás, un minuto sin tocar.
Puedo estar, sin trabajo en la ciudad
Puedo estar, sin trabajo en la ciudad
Pero nunca me verás, un minuto sin tocar.
El Ángel.
(J. C. Camargo/J. C. Camargo, J. Iglesias)
Tiempos obscuros, un mar de gente
Sale a las calles, quema sus alas bajo la noche…
Ha muerto un ángel en la prisión.
Tiempos obscuros, llueve en torrente
Moja la tierra, mi voz enferma con este llanto…
Ha muerto un ángel en la prisión.
Tiempos obscuros, pasan los días
Cual novias tristes, novias usadas y rencorosas…
Ha muerto un ángel en la prisión.
Está en mis ojos, está en mi sangre.
Salgo a pintar un muro, salgo a morir sin miedo.
¿Qué hago afuera del Edén?
¿Quién armó este inmenso palomar?
¿Quién al hacerlo olvidó, que somos cuervos sin hogar?
¿O acaso le dejamos ciego?
¿Qué hago afuera del Edén?
Un Par De Ojos.
(J. C. Camargo)
Un par de ojos
escarba la noche:
Choclo y gabardina.
Estallan luces
y pintan el vaho:
Frío en el cigarrillo.
Pasos que quiebran
cristales de fuego:
Prismas en los labios.
La puerta abierta
congela un disparo:
Beso escarlata.
Amo el brillo de tu ojo quieto,
porque alucina y veo otro mundo
al morir… tú.
Un soplo necio
que quema la aurora:
Arden las ciudades.
Damas que danzan
su roja velada:
Pálidas de muerte.
La madrugada
sofoca sus críos:
Signos en el cielo.
Dos ojos llenos de noche se apagan:
Duermen los sentidos.
Amo el brillo de tu ojo quieto,
porque alucina y veo otro mundo
al morir… tú.
Un par de ojos escarba la noche…
Al morir tú, al morir tú, al morir yo, al morir yo, al morir él, al morir él, al morir él, al morir él.
Un Mediodía Triste.
(J. C. Camargo/J. C. Camargo, F. Ábrego)
Un mediodía triste viendo el lomo gris del Metro, aplanando la banqueta mientras derrite el asfalto un sol blanco y voraz.
Pasan los «delfines» como almas en pena, consortes de la muerte que se sube al mundo sin pagar boleto. El viento aúlla canciones flacas. Gente: ¡Hay una peste!… como esperando a Cristo. Cristo está sentado seguramente, en la tercera fila de un burlesque.
¡Ay! un bar pequeño, con la esquina verde, afuera dormita un organillero. Tiene espesas cejas, y babea alcohol, lo cubre la sombra de un ángel bluesero.
Poco movimiento,
es temprana hora,
la ciudad no muestra su cara granosa,
supurante y roja;
sus pelos al pecho
oh, oh, oh, ¡ni su carne floja!
La tarde se sienta en el centro viejo,
se baja las medias corridas y sucias,
menea sus pestañas de mujer nocturna,
y deja caer la noche al abrir las piernas.
Podrías morir de una enfermedad que usa placa y corriente eléctrica,
o sumergido en una plácida niebla de opio, o montado en las cálidas carnes de una mujer fenicia.
Podrías morir un día cualquiera, la hora poco importa, son TIEMPOS OSCUROS. Escucha atento a las sirenas.
De una madriguera, surge la pandilla,
por usar espuelas todos son buscados.
Como la marea,
de un mar iracundo,
van cubriendo tramos de calles ajenas,
embarran los muros, de pintura roja.
Hay una emoción que fricciona el aire,
aún no crecen flores en el pavimento.
La ciudad se ha vuelto una novia amarga.
Tengo tres preguntas responda al primero:
¿Quién mató la noche?
¿Quién abrió la puerta?
¿Quién descifró este sueño y se ocultó en el alba?
Suena El Viento.
(J. C. Camargo/J. C. Camargo, J. Iglesias)
A la memoria de Manuel Buendia.
Suena el viento, a la voz de un hombre muerto
A lamento de mujer, a perro herido
A tormenta en cada puerta, a vidrio roto.
Suena y llega, a volarme la cabeza
A morderme la razón, a enfriar mi cuarto
A inventar en qué mentirme, a ver si grito.
Puede ser un hombre, puede ser un "tira"
Puede hablar tranquilo, mientras te estrangula.
Puede andar de día, puede andar de noche
Puede ahogar tu coche, y ¡mira feliz!
Mes de viento, días de lluvia
Duermo con los dedos sobre el pecho
Quiero probar la felicidad
Quiero creer que se puede andar ¡libre!… por las calles.
La Medicina.
(J. C. Camargo)
Consígueme esa medicina, que me ayude a vivir
Tengo las manos más frías, que la cruel soledad.
Dame de esa ración, ven y acuéstate aquí
A la deriva, de los mares de la luz matinal.
Quiero probar la fantasía, que me ayude a vivir
Porque me muero día a día, y no me quiero morir.
Dame de esa ración, ven y acuéstate aquí
Ponme las venas, del color de las olas del mar.
Quiero probar la fantasía, que me ayude a vivir
Porque me muero día a día, y no me quiero morir.
Dame de esa ración, ven y acuéstate aquí
Ponme las venas, del color de las olas del mar…
A la deriva, de los mares de la luz matinal.
Con El Alma Borracha.
(J. C. Camargo)
Con el alma borracha de cerveza
Con el labio gris mordido por el humo
Busca un hotel cayéndose del uso, y ahí estaré.
Subiendo pasarelas de burlesque
Frotándome la pelvis en tu enojo
Págame un sueño en un congal de lujo, y ahí estaré.
Gusto en conocerte y evitarte
Dos prenden una hoguera al mundo
Dos hacen la guerra final
Dos son el juez y el verdugo
Dos son iluso y criminal y criminal y criminal
(Ten mi navaja), no está de menos suicidarse.
Durmiendo en permanencia voluntaria
Vendiendo en un billar filosofía
Si ofrecen recompensa por mi vida, ahí estaré.
Me enseñaron a estar afilado y ser puntual
Llevo tres citas incumplidas con la muerte
Fulminado por un toque debe ser
O bendecido por el alma de un mariachi…
Oh oh oh oh oh oh oh
Gusto en conocerte y evitarte
Dos prenden una hoguera al mundo
Dos hacen la guerra final
Dos son el juez y el verdugo
Dos son iluso y criminal y criminal y criminal.
· Titulo basado en un texto de Charles Bukuwski.
Al Rojo De La Tarde.
(J. C. Camargo)
Al rojo de la tarde, se eleva una silueta
Murmura una tonada, la llave está en la puerta
Sentada y casi a oscuras, tocando el piano hasta el final…
De notas desgarradas, su sangre lleva ríos
El llanto se le escurre, sus manos son de vidrio
Sentada y casi a oscuras, tocando el piano hasta el final…
El moño azul, de un gato viejo oh, oh, oh
Le prende al pecho algún recuerdo
Rueda profundo, tocando un solo
Le pinta el pelo un muerto sol.
La noche se amortigua, al tibio de su cuerpo
Se hiela su cintura, la música huye lejos
Sentada y casi a oscuras, tocando el piano hacia el final…
El moño azul, de un gato viejo oh, oh, oh
Le prende al pecho algún recuerdo
Rueda profundo, tocando un solo
Le pinta el pelo un muerto sol.
Al rojo de la tarde, se eleva una silueta
Murmura una tonada, la llave está en la puerta
Sentada y casi a oscuras, tocando el piano hasta el final.
Notas del disco:
Marcha de tiempos trágicos
en los patios y atajos
las aves encendidas se nos vuelven muertos
y estallan por la boca más herida
DEJEMOS DE SER LOS NIÑOS
nadie puede desafiarnos
En la sombra impregnada
en la palabra que transcurre
en el beso aterido
armamos el argüende para echarnos encima la rebeldía
y encarar las calles que ayer temimos
Hay quien dice que es este otro país
la nueva tierra despierta.
Yo digo que es una fruta una nuez
la luz todos los sueños.
José Cruz/Invierno.
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