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1987 Sin Título - Arturo Meza


Productores: Arturo Meza, Nora Villareal.
Ingenieros: Antonio Giner, José Maria Olea.
Grabación: Abril, Mayo y Junio de 1986 / Junio-Julio de 1987.
Discográfica: Gente de México.
Catalogo: GM-006.
Portada: Alí Vargas Beal, Lieto Bozz, Xavier Vargas Beal, Arturo Meza (Guadalajara, Jalisco 1973).
Contraportada: Texto tomado de "Arpas Eternas", tomo II de Josefa Rosalía Luque Alvarez (Hilarión de Monte Nebo).
Narraciones sobre la vida de Jesús de Nazareth (Jashua) y los Esenios. Editorial Kier Argentina.
Fotografía: Armando Velasco (contraportada y etiquetas), Bianca Santos, Joaquin Villalon.


Pistas:

   Lado A.

01 Pandilla de Carniceros.
(A. Meza)   4:29
02 El Águila y La Serpiente.
(A. Meza)   3:38
03 La Sentencia.
(A. Meza)   3:06
04 Sin Titulo.
(A. Meza)   5:31

   Lado B.

01 Debe haber un Lugar.
(A. Meza)   3:47
02 Las Flores del Mal.
(A. Meza)   4:00
03 Sin Rostro.
(A. Meza)   3:23
04 Exiliado Celeste.
(A. Meza)   7:45

   Duración total: 35:42 minutos.


Contraportada.

Interior.

Etiquetas lados 1 y 2.


Arturo Meza:

Voz, varios instrumentos, arreglos.

Músicos:

Alberto Herr: Batería
Antonio Giner: Batería electrónica (pistas 1 y 2).


Letras:


Pandilla de Carniceros.
(A. Meza)

Los vi arrojar esclavos al mar,
beber la sed de la soledad,
Los vi arrastrarse en invierno,
buscando alguna señal
De una lluvia celeste.
Los vi arrancar en pedazos
las carnes del sueño,
Degollar a los niños,
llorar a carcajadas
Buscando a dios en la locura.

Los vi cercar ciudades de oro,
atropellar reinados
Y ocultar la vergüenza
de su impotencia en la violencia.
Los vi vagar en desiertos
centenas de años buscando
La piedra filosofal,
solo encontraron las rocas
Que cubrirían sus tumbas
Vi replegar sus armas por el miedo.

Se apoderaron de templos,
se disfrazaron de blancos
Cuchillo para el bautista,
corona de sangre para Jesús
Así escribieron la historia,
esta pandilla de carniceros
Que asesinaron esenios
y se dijeron cristianos,
Y así llegaron hasta estos días
En que aun se dicen profetas
¿Que sabe el papa del cielo?
¿Que sabe el "hombre de ciencia"
De la verdad del universo?
¿Que sabe nadie de donde estamos?
¿Que sabe nadie de lo que somos?
¿Que sabe nadie, nadie, nadie, hipócritas.


El Águila y la Serpiente.
(A. Meza)

Posiblemente has olvidado ya la historia
Con sangre derramada a traición han llenado sus páginas.
No le pidas cuentas a la vida
Por que seguramente le sales debiendo.

Esta tierra se escribe con equis de muerto
Vivimos bajo el reino del terror silencioso.
Siempre en zozobra y angustia por el mañana
Tienes que esconderte o te devoran

Hoy puedes navegar bajo custodia
Pero mañana te dicen que el mar está muerto.
Tu bandera se tiñe de vergüenza
El águila voló y vive la serpiente.


La Sentencia.
(A. Meza)

Siempre nos vamos cansados de la tierra
En un constante concluir y un eterno iniciar sin sentido
Llenamos las barcas con la soledad
Y emprendemos la travesía a la región de los silencios.

Siempre nos vamos cansados de la tierra
Jurando no volver a pisar la negra corteza palpitante
Guardamos con las palmas nuestras llagas
Y esperamos cabizbajos la sentencia.

Siempre nos vamos cansados de la tierra
Mas el regreso indubitable nos asemeja con la lluvia
Vendrá la siembra y la cosecha
A rasgar los velos de los vientres maternales
Vendremos con la muerte convertida en luz,
A llevarnos la tristeza a la región de los consuelos.

Vendremos con la muerte convertida en luz.


Sin Titulo.
(A. Meza)

Lagartos que fluyen del escondite a buscar sus muertos
Fue un día como ayer en la oscuridad cuando partieron
Todos fuimos un lagarto,
un reptil con el veneno a cuestas
Fuimos muertos fuimos agres,
fuimos vivos infértiles y secos.

¿Qué maldición ha llegado a estas moradas?
¿qué aspereza del tiempo recorre lentamente
Vuestras venas hasta aborrecernos uno al otro?

Los padres envejecen sin su rostro
Saben que la muerte ya no basta
Y en sus ojos ya no están sus ojos
Sino la tristeza de este oscuro bosque.

La esperanza también ha envejecido,
envenenada en el castigo
Delirando y mintiendo su lugar
Al lado de los pálidos y amargos habitantes
de este jardín.

El desierto es de todos infinito
Suelo fatal que emana de la siembra negra
Y la condena de ser sucios vestigios
De esta triste raza de gusanos de la tierra, de la tierra.


Debe haber un Lugar.
(A. Meza)

Sentada frente a un cristal de segunda clase
Ella piensa que el destino le ha jugado una broma
No importa que la ruta lleve a una selva desnuda
O a un campo de algodones amarillos nena.

Ella se va muriendo, ella,
en medio de un camino gris.
Nena, te están perdiendo, nena,
En esa inmensa urbe de soledad, nena.

En la escuela día tras día,
un trabajo moribundo
Y un televisor en una ratonera, nena.
Un siglo que amamanta mil teorías
y una historia de mentiras
Para justificar la violencia.

Nena, deja de mendigar amor
Todos solo saben robarse la inocencia.

Debe haber un lugar donde poder vivir en paz
Y ganar con tu sudor el pan,
y amar a todo cuanto vibre
Amar es nuestra meta nena
Aunque la cruz espere al final.


Las Flores del Mal.
(A. Meza)

No me dejes caer hermano mío
Ellos me esperan en un rincón, en un rincón del infierno
No me dejes caer hermano mío
Las flores del mal asaltan mis sueños
Les quiebran los huesos, se ríen de mi
Devoran mi sombra, me mueven el suelo
Me muerden los labios.

Estoy cansado de besar el muro frío
De navegar por los pasillos
De mirar el ventanal
De ver morir a diez caballos en el vacío
Uno a uno arrojarse serenamente.

No me dejes caer hermano mío
El otoño deshoja mis recuerdos
Me pierdo en el tiempo
Estoy cansado de besar el muro frío
De navegar en los pasillos
Me torno en silencio, me veo morir.


Sin Rostro.
(A. Meza)

Te imaginas unos ojos hundidos en una tempestad
Una generación dormida, sin rostro.
Alguien que nos susurra por las calles grises de la ciudad
La ausencia de la ternura
Y en su lugar toneladas de soledad.
Te imaginas una historia escrita con la verdad
Y no por tipos que ríen tras un antifaz.

Mira bien tus manos,
no presumas de libertad
Hay alguien que aguarda en el umbral
para hacerte claudicar.

Pasan los días sin huella pegado al televisor
Te dicen que hay muchas formas de mitigar tu dolor
De confesar tus pecados, de olvidar.
Tu cuerpo queda tirado, en un rincón de un vagón
Y te preguntas borracho adonde irás a parar,
¿a donde irás?

Mira bien tus manos,
no presumas de libertad
Hay alguien que aguarda en el umbral
para hacerte claudicar.


Exiliado Celeste.
(A. Meza)

Puedo recorrer mil caminos sin cansarme,
hasta encontrar el mar, no mi mar.
Puedo navegar los mares de las huestes,
sin perder la fe en mi sed.
Puedo contar historias a los locos,
y hacerlos sonreír y llorar.
Puedo construirles un barco con pergamino,
e irnos a viajar al infierno.

Solamente en las noches de invierno
resiento en mi pecho la soledad
de este exilio de muertos inquietos y ebrios.
Ni una mujer podría calentar mi lecho,
ni hacerme cantar la esperanza,
la esperanza de volver a mi hogar.

Puedo cortar mil cabezas de Medusa,
o al Trimedrón ahorcar en su red,
pero no encuentro la ruta de regreso
que me lleve al sol, nuestro sol.
Busco el silencio en la noche para hablar con él,
pero su voz no está en mis sueños.
Mi Pegaso está herido, y sus alas
no podrían soportar mi abandono.

Solamente en las noches de invierno
resiento en mi pecho la soledad
de este exilio de muertos inquietos y ebrios.
Ni una mujer podría calentar mi lecho,
ni hacerme cantar la esperanza,
la esperanza de volver a mi hogar.

Los sótanos del averno están vacíos;
el guardián dejó su puesto.
Las criaturas del Leteo se han marchado
a poblar la falsa luz de la Tierra.
La barca de Caronte está perdida,
en el fondo del Estigio, calcinada.
Puedo decirme dueño de estas tierras…
¿Acaso construiré aquí mi pueblo?
¿Acaso construiré aquí mi pueblo?
¿Acaso construiré aquí mi pueblo?



Notas del disco:

Es crimen ante ti,
la verdad pronunciada por los inspirados de Dios
Para conducirte al camino de la dicha.
Es un crimen encenderte una lámpara que te alumbre el camino
del despeñadero, para que no caigas en él,
Es crimen arrancar agua clara de una roca
para que no perezcas de sed en el desierto por donde avanzas.
Es crimen sembrarte de flores y frutos el sendero
para que no te hartes con inmundicias de bestias,
que colman tus días de enfermedades y aceleren la muerte.
¡ Humanidad inconciente y ciega !... debía aborrecerte,
y aún te amo como te amaron los profetas mis hermanos,
cuyas lágrimas bebiste, y con su sangre manchaste tus vestiduras

JHASUA


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